miércoles, 6 de junio de 2018

Pelea de niños o de adultos?

De mamá a mamá…

Te vi de espaldas en la arenera, tu inmensa figura no me permitía ver con quien hablabas pero asumí que mi hija hacia parte de la conversación pues era el ultimo lugar en el que la había visto, me dio curiosidad ver la forma en la que lo hacías, te veía empoderada en la grandeza de tu rol de adulto y pensé que yo lo haría muy diferente, tal ves pondría las rodillas en la tierra, miraría a las niñas a los ojos y a su altura… cada paso me acerba a la realidad, cada paso liberaba la imagen de mi hija aterrorizada con los ojitos tan abiertos y llenos de miedo que la idea de una conversación amable y con un fin educativo empezó a perder validez, finalmente y algo incrédula me pare justo al lado tuyo y pregunté: “Qué pasa?” cuando volteaste la mirada y vi que la ira te invadía de pies a cabeza, entendí la expresión de mi pequeña hija que se perdía en tu sombra, quise calmarte, hablarte como mamá pero tus múltiples interrupciones me quitaron las ganas, tus palabras y amenazas que no tenían otro fin que intimidarme me hicieron entrar en razón: no tenia sentido, no sería posible tener un DIALOGO en ese momento, tome a mi chiquitina de la mano y me retiré, ella lloró durante varios minutos argumentando que tu hija no quería ser su amiga, un papá solidario con su dolor y mi angustia se acercó y haciendo uso de su buen humor y a punta de monerías logró sacarnos un par de sonrisas. Ya con el corazón contento y obligados a quedarnos en la piñata pues no era posible salir (literalmente hablando)  tomamos la decisión de disfrutar el resto de la tarde…


Te veía tan serena, tan tranquila, tan ”zen” que me costaba trabajo creer que esta mujer que compartía anécdotas de juventud con desparpajo y tanta gracia, era la misma a la que minutos antes había cogido por sorpresa intimidando a un niño de tan solo 5 años… Finalmente la tarde se acabó y ya en la paz de nuestros carro preguntamos a nuestra hija qué le habías dicho y aun no acabo de entender la irracionalidad con la que manejaste la situación, nos contó que le habías prohibido acercarse a tu hija, que no podría volver a pegarle porque ya no serian amigas nunca más, en ese instante entendí el porqué lloraba desconsolada mientras repetía sin parar que ella quería ser su amiga… 

Me devuelvo a esos pocos minutos en la arenera y te puedo oír de nuevo diciendo una y otra vez que tu hija es delicada, que es MUY NIÑA aún, crees que la mía no? siendo incluso un año menor, Qué ese tipo de conductas te molestan terriblemente, crees que la agresión verbal de tu hija hacia la mía no me molestó? Me decías que diera gracias porque su papá no estuvo, porque o sino… quisiera saber como terminaba la frase, pero en ese instante entré en razón y decidí seguir en mi rol de adulto ejemplar y retirarme… Hoy te cuento que tus palabras parecían darte seguridad y fuerza, pero trasmitías lo contrario, te sentí débil, te veía llena de miedo, tus palabras, tu actitud, tu ira me recordó la importancia del EJEMPLO, como padres podemos decir muchas cosas pero solo lo que hacemos es lo que verdaderamente aprenderán nuestros hijos.

Tal ves no lo sepas, pero me regalaste la oportunidad de mostrar a Paloma cómo una reacción inapropiada jamás traerá una consecuencia positiva, tu querías poner alto a una agresión y usaste la violencia para lograrlo, querías proteger a tu hija y te aprovechaste de la vulnerabilidad de un niño y la superioridad que te otorga a ti ser adulto para conseguirlo, juzgaste la REACCIÓN de una criatura de escasos 5 años que al igual que tu hija está descubriendo un universo emocional que suele jugarle muy malas pasadas, pero no tuviste la valentía de examinarte a ti misma antes de REACCIONAR primitivamente y con la cruel intención de sembrar el miedo como mecanismo de defensa para tu hija, olvidaste que eras tú quien debía dar ejemplo de cordura, racionalidad, manejo emocional, inteligencia, humildad, solidaridad, perdón, AUTOCONTROL… 

Nosotras (mi hija y yo) salimos victoriosas de una batalla que no quisimos pelear, nosotras crecimos y desarrollamos habilidades de vida a partir del error propio, y del tuyo como ejemplo, mi hija reconoció que se equivocó y trabaja en ello para ser mejor persona, se identificó como una mujer fuerte, poderosa y capaz de hacer lo que sea que se proponga, tu le regalaste la oportunidad de enfrentarse con alguien que le multiplica su edad y salir invicta, triunfante, con muchas herramientas de vida, el miedo que pretendías sembrar en ella fue transitorio, irónica y positivamente fructuoso.
Como padres tenemos el poder de formar víctimas o superheroes, yo trabajo fuerte por esta super paloma!


Tu hija recordó que su mamá siempre estará ahí lista para atacar, para defenderla, porque ella no es capaz de resolver la situación por si sola, ese es el mensaje que dejaste a tu pequeña, ese y el que la violencia solo será reconocida como tal, ante un acto físico de maltrato, las palabras, los actos, las agresiones verbales y el maltrato psicológico podrán ser su caballito de batalla mientras no golpee, ese es el mensaje que recordará por siempre si decides seguir luchando sus batallas, arrebatando las experiencias que la vida le regala para hacerla mas fuerte, librándola de reconocer sus propios desaciertos para aprender de ellos, eliminando los obstáculos en lugar de entrenarla para que pueda pasarlos, reconociendo los conflictos como ataques a su fragilidad y no como lo que realmente son…

Ya para terminar, te sugiero que confíes en tu sabiduría interna y la dejes brillar, no permitas que el miedo la opaque, recuerda siempre que lo que no funciona contigo no podrá funcionar con los demás, da lo que quieres recibir (el buen trato es un ejemplo de esa generosidad) y con el corazón de mamá que desde el amor logra la empatía con el tuyo, te invito a que siempre pienses antes de actuar, y te cuestiones si el paso que estas a punto de dar va impactar positivamente en ese niño que mañana será un adulto, o es un paso en falso que alivia pero no enseña… Quedan muchas peleas de niños que nuestras hijas tendrán que lidiar, muchos golpes e insultos que tendrán que enfrentar, muchos obstáculos que la vida les pondrá en el camino y en tus manos y en las mías está permitir que esos conflictos de niños sigan siendo naturalmente de ellos o convertirlos en problemas de adultos…   

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