Ser mamá de profesión no es muy distinto a ser diseñadora, ingeniera, secretaria, medica o actriz, también nos levantamos, desayunamos y nos alistamos para empezar el día, tenemos proyectos ambiciosos como lograr llegar a la segunda cucharada de papilla sin ser escupidas, entrenar con disciplina para ver "hoy si" sus primeros pasos o dormirlo en menos de 3 horas, también tenemos estresantes deadlines como alcanzar a bañarse, vestirse, peinarse, revisar el celular, devolver un par de llamadas, recoger desorden, preparar las onces y alistar el almuerzo con la mayor discreción posible antes de que el bebe vuelva a abrir sus brillantes ojitos; y lo mas importante: JEFE! y hasta eso tampoco es muy distinto, hay días en que es una gran persona que se preocupa por hacernos saber lo importante que somos en su vida y hay otros en los que el nivel de exigencia nos lleva a pensar que definitivamente no nacimos para hacer lo que hacemos, el rechazo a nuestro inmenso esfuerzo nos duele en el fondo del alma, y generalmente es en esos momentos de crisis en los que queremos redactar la carta de renuncia IRREVOCABLE.
Llevo 6 años en el cargo y aunque todos los días me enfrento a un nuevo reto, se puede decir que soy la mejor en mi oficio, que aunque dicen que no hay nadie imprescindible, estoy segura que mi jefe difícilmente podría reemplazarme, esta parte de mi vida es la que me define, no hay nada en mis 36 años a lo que le haya metido tanto corazón, dedicación y entrega, estos 6 años me han sacado mis mejores sonrisas y mis mas tristes lagrimas, me he caído de precipicios enteros y así mismo me he levantado, descubrí mis mas grandes temores y aun no sé de donde salió la fuerza para derrotarlos, me descubrí a mi misma como un ser paciente y generoso, como una mujer guerrera que lo puede todo, todos estos años de trabajo incansable me abrieron la puerta a un universo en el que todo es posible, en mi mundo ya he hecho cosas impensables y ahora que puedo soltar un poco y tener mas tiempo, estoy con ganas de conquistarlo, salí de la mejor escuela que la vida me pudo regalar...
...disfruté ser mama de un bebé y aprendi a caminar con él, disfruto serlo de una pequeña niña y a explorar la vida con detenimiento y con seguridad lo seguiré haciendo cuando llegue a su adolescencia y adultez, la experiencia me ha hecho fuerte, sabia, pero sobre todo hay algo que me mantiene en pie y es que cuando decida que es momento puedo pasar mi carta de renuncia, pues cuidadores hay muchos pero mi título de mamá ni la mejor niñera del mundo me lo quitará!
