Cuando me sumergí en esta odisea de la disciplina positiva,
empecé a enloquecer con tanta información que llegaba a mi cabeza, pero por
algún motivo, que entonces desconocía, no podía ejecutar al pie de la letra, era
frustrante y muy agotador intentar actuar como alguien que definitivamente no
era yo. Llegué a pensar que tal vez no era para mí, que mi temperamento no era
compatible con este tipo de crianza, y entonces me relajé y tome decisiones:
Decidí que debía seguir siendo la mamá imperfecta y feliz
que he sido desde el principio, gritona por naturaleza y no de ira
exclusivamente, yo grito de alegría, de felicidad, de desespero… yo grito para liberar la mente y para
sentirme viva!
Además tambien me comprometí con mi conciencia, hicimos un pacto
de no emitir juicios, yo me daba látigo sin compasión y por largas temporadas,
y permitía que el remordimiento me ahogara… no quería que esto pasara más en mi
vida!
Permití a mi hija seguir explorando a su mamá, descubrir sus
mas íntimos sentimientos y comportamientos... pues si bien había conocido mi
lado oscuro, el AMOR que despierto en mi, había traspasado limites inimaginables, que sin duda
opacan ese instinto que a veces atormenta.
Afortunadamente cuando decidí relajarme ya llevaba mucho
tiempo ejerciendo la crianza respetuosa y desde el infinito amor de madre, y
con felicidad, me encontré con una
grata sorpresa: llevaba taaanto tiempo intentando adoptar un comportamiento,
que no me daba cuenta que simplemente toda la teoría aprendida, ahora fluía
naturalmente, ahora sé como manejar muchas de las situaciones que antes no, mis
respuestas son a conciencia, pero siguen siendo mías, los juegos son los mismos
pero mi sabiduría me permite dirigirlos hacia el aprendizaje, disfruto mas de
una historia o el cuento antes de dormir porque ahora puedo ver el mensaje
oculto de una simple actividad, mi estado emocional no es tan voluble y la
presión social es menos tensionante… entendí que el ejercer y promover una
filosofía basada en el amor y el respeto no me exime de una equivocación, del
llanto producto del desespero, del dolor de la impotencia ante algunos actos de
mi hija, de la resignación al no querer lidiar más, del cansancio emocional que
implica ser madre, del deseo de mandar todo al carajo, de caer en la quejadera
y cantaleta, pero sobre todo de la razón real que desencadeno todo esto: LA
EMPATÍA!!!
Sigo siendo empática con la mamá que sufre ante una
pataleta, con el niño que llora porque quiere comerse el dulce antes del
almuerzo, con la abuela a la que le duele el corazón de ver sufrir al nieto,
con el esposo que enloquece por el voleo de la mañana, con el papá que siente
nauseas porque esta "embarazado"… me identifico con cada situación
propia de una crianza natural, tenia tanto miedo a cambiar la esencia y perder
la espontaneidad de mi hija y lo que somos como familia,
que deje pasar por alto que esto simplemente, me llena de herramientas para
potencializar lo que somos por naturaleza, y ahora puedo decir con orgullo que
además de escribir y oír, estoy dispuesta a ayudar... Ayudar a la mamá que
quisiera que las pataletas cesen sin necesidad de un grito o castigo, del papá
que anhela comer en paz aun con niños en la mesa, del abuelo que desea con el
alma, no ver llorar al nieto porque fue reprendido, al niño que tiene un
universo infinito de emociones y no sabe que hacer con ellas… a todos les abro
mi corazón y las puertas de mi blog, bienvenidos a mi filosofía de vida, que
permite sentir, vivir y pensar, libre y plenamente!!!
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