lunes, 27 de marzo de 2017

QUE TIPO DE MAMÁ ERES????

Yo soy la mamá que no quiere jugar a las muñecas, pero disfruta enormemente dibujar y colorear. Voy con gusto a las piñatas, pero detesto cuando me toca pararme a participar. No me pierdo ninguna reunión del jardín, pero quisiera zafarme de las visitas al pediatra.
Quisiera ser fanática de la comida orgánica, pero el impulso me dura pocas horas. Promulgo la ley de un dulce al día, aunque a veces me acabo la bolsa de gomitas a escondidas. Promuevo dinámicas para establecer rutinas y con vergüenza reconozco que algunas veces me “olvido” intencionalmente de lavar sus dientes antes de dormir.
Soy una persona feliz con uno que otro mal momento, amo ser mamá y me siento orgullosa de mi trabajo, pero a veces quisiera poder pasar la carta de renuncia. Planeo con ilusión las vacaciones familiares y luego reniego el haber llegado más cansada de lo que me fui. 
Deseo ser una mamá tranquila y relajada, que regaña poco y besa mucho, pero en realidad soy una mamá enérgica que se preocupa mucho y duerme poco, que come sin reparo y entrena con pereza, que grita con fluidez y calla con dificultad… ¡esa soy yo! La mamá que le tocó a Isabella, la que la vida escogió para acompañarla en su paso por el mundo.
¿Por qué yo? Si mis gritos aturden y mis papillas apestan, si soy llorona y se me olvida hasta en dónde estoy parada, si entro en crisis cada vez que la oigo llorar. Y entonces me pregunto si esa mamá a la que admiro por su capacidad de mantener la calma a pesar de la pataleta también perderá la cordura de vez en cuando. Si el bebé de quien me deslumbra con sus dotes culinarios habrá alguna vez cerrado la boca con la firme intención de no recibir ni un bocado más; o si a aquella voz que oigo siempre hablar con dulzura y total entereza se le habrá escapado un alarido… estoy segura de que no hace falta responder. 
La vida, en su inmensa perfección, nos hizo mujeres dotándonos del más grande amor. No calculábamos su inmensidad hasta que tuvimos el privilegio de recibir el más importante y maravilloso título que jamás se nos podrá otorgar: MAMÁ.
Ese pequeñito ser nos enseñó que las lágrimas también son brotes de amor y alegría, que las rabietas nos desafían a ser mejores cada día, los abrazos son más dulces que los chocolates y un beso tiene poderes mágicos y sanatorios… soy la mamá de Isabella porque en mi enorme imperfección y la inmensa humanidad, soy la única que cumplió con los requisitos para tomar su mano y enseñar el mundo… jamás nadie en el universo entero la amará como lo hago yo.

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