jueves, 26 de mayo de 2016

El hábito de la lectura...

Es uno de los hábitos que la mayoría de los padres queremos fomentar en nuestros hijos, sin embargo a veces no es tan sencillo, y cuando llegan a cierta edad en la que su criterio es mas fuerte, y el poder de decisión menos influenciarle, deciden no hacerlo más, incluso muchas veces los programas pedagógicos de las instituciones educativas, desencantan a los pequeños obligándolos a leer... comparto algunos tips que creo que pueden funcionar:

1. Antes de empezar es importante preguntar al niño si le gusta la lectura y en caso de no ser así, el porqué no es de su agrado. Cuando los niños no demuestran interés por la lectura, hay alguna razón de fondo, tal ves hasta ahora nunca se han divertido haciéndolo, o el libro que les mandaron en el colegio es complejo y/o aburrido, o en la biblioteca de la casa no hay nada atractivo... en fin, una vez identificado el problema podemos buscar la solución, recordemos que una mala experiencia puede reemplazada siempre con una buena...

2. Elegir un lugar para llevar a cabo la actividad. Es importante que el niño participe activamente en el proceso, no necesitamos un gran espacio pero si uno propio, la biblioteca de papá y mamá tal vés no es un lugar apetecible para el pequeño, pero organizar un rincón con cojines y un pequeño mueble (a su alcance), donde pueda poner los libros que le PERTENECEN, sí lo animen a hacerlo. Incluso el llevar un atuendo diferente al momento de empezar, como una corona a la princesa o una capa al superhéroe puede llegar aun más motivante.

3. Darles autonomia en la elección de los textos los empodera a seguir conociendo mas acerca del hábito. Una visita a la librería en donde ÉL puede elegir, bajo nuestra supervisión y en la zona destinada a su edad, les dará libertad y aumentara el deseo de empezar... No opinemos con la intención de desviar su decisión, tal ves nos gustaría que llevara un cuento, pero el prefiere empezar con una revista (caricatura), es entonces cuando debemos hacernos a un lado y respaldarlo. 

4. Esta debe ser una actividad voluntaria. En un principio podemos proponerla como complemento a una rutina, por ejemplo en la noche antes de rezar o después de lavar los dientes, muchas veces el saber que hay aun nuevo espacio en el que podrán compartir con los padres, es suficiente para aceptarlo. Una vez se empieza el proceso, no hay que forzar el desarrollo de la actividad, es posible que al principio el niño manifieste estar cansado antes de terminar, entonces podemos pausar y continuar al otro día, o de repente el texto definitivamente no lo cautivo y quiere cambiar, o un día prefieran ir a la cama sin leer... permitamos que expresen sus sentimientos y parecer respecto a lo que están leyendo y la nueva rutina, podemos opinar con la intención de compartir, más no de obligar o convencer de hacer lo contrario. 

5. Finalmente un libro no solo sirve para LEER, con ellos también podemos dar vuelo a la imaginación... crear dramatizaciones que los mas histriónicos seguro disfrutaran, establecer una caja de materiales para hacer dibujos, recrear personajes, diseñar escenarios, o pausar la lectura justo antes del final para proponer nuevos desenlaces... en fin, mil opciones mas habrá!